La respuesta placebo: la mamada que resulta no serlo y su utilidad para el médico

Por algunos años he escrito en este blog sobre varios productos y sus promesas de brindar efectos benéficos en materia de salud. Hemos revisado varios ejemplos de mezclas con ingredientes de supuesto origen natural como el Dalay, Ganoderma, Nikzon, Sensa, Coledia, y Bon Balm entre otros. No es sorprendente que al revisar la literatura científica sobre estudios relacionados con la efectividad de sus ingredientes activos nos encontráramos con que no hay evidencia sólida de tal efectividad. Aun así hay mucha gente que sigue promocionando estos productos, que recuenta anécdotas de su efectividad y que se molesta y dejan comentarios que van desde los que cuestionan la calidad de mis artículos hasta aquellos que solo insultan de una manera muy profana. En varias ocasiones he mencionado que cualquier efecto aparentemente benéfico de estos productos puede explicarse, entre otras cosas, por un efecto placebo. Sin embargo no me he tomado el tiempo para hablar sobre este famoso efecto placebo y de que se trata. Creo que si vamos a discutir de manera seria y útil sobre estos productos que se venden al público y se presentan manera engañosa tenemos que poseer un conocimiento básico sobre este concepto del efecto placebo.

El problema al hablar de este tema es que aun hay muchas cosas que no sabemos. En primer lugar debemos tener en cuenta que el término respuesta placebo es mucho más acertado. Pero aun así la palabra placebo es peyorativa. Esto quiere decir que se ve como algo negativo, sin utilidad o solo como un artefacto estorboso. Este concepto del término placebo surge en medicina al observar que las personas respondían de manera favorable y expresaban alivio de síntomas al recibir un supuesto remedio que no contenía ningún ingrediente activo. Desde tiempos inmemorables aquellos que practicaban la medicina sabían que si le daban algún remedio sin propiedades específicas a un paciente este solía expresar alivio y hasta mejorar en su condición. Por eso es que es más apropiado el usar el término respuesta placebo, ya que es una respuesta de nuestro cuerpo hacia algún tipo de estímulo. El término más conocido y empleado de efecto placebo se debe a su uso en estadística. En estudios clínicos de efectividad de algún fármaco se tiene que comparar con algún ingrediente inerte, sin efectos biológicos relacionados con la enfermedad o lesión. Los más utilizados son el almidón y azúcar.

Drop falling from a pipette onto sugar cube

Al estudiar la efectividad de un fármaco se tiene que comparar con un grupo control, o sea un grupo de pacientes que sufren la misma enfermedad o lesión pero que no reciben tratamiento. Obviamente los efectos benéficos del fármaco estudiado deben ser superiores a no dar ningún tratamiento. Pero si ya sabemos que la gente se siente mejor, que se alivian sus síntomas hasta cierto grado solo con saber que están siendo tratados, entonces debemos comparar también la efectividad del fármaco que estamos estudiando o desarrollando con esta respuesta natural del cuerpo mediada por procesos mentales. Por eso además del grupo control se usa otro grupo placebo al cual se le da algún facsímile del fármaco, que sea lo más parecido posible en apariencia, sabor, color, y textura al original pero que no contenga ningún ingrediente activo. Si el efecto benéfico del fármaco es superior al del placebo entonces podemos afirmar que realmente hay buenas razones para administrarlo a los pacientes, obviamente si no hay efectos negativos que nieguen su utilidad. Por eso es que le llaman efecto placebo, ya que al revisar la estadística en los grupos estudiados se encontraban con este resultado que comúnmente se veía como un artefacto o un estorbo. Desgraciadamente los científicos siempre han estado mucho más interesados en estudiar los efectos de los fármacos activos y pocos se han dedicado a estudiar la naturaleza de esta respuesta natural de los seres humanos de mejorar aun cuando se les administra algo que por simple lógica no debería funcionar.

Ha sido hasta hace poco que se le ha dado interés en estudiar el fenómeno placebo, ya sea denominado efecto o respuesta. Una de las cosas que se deben tomar en cuenta es que todo ser vivo ha evolucionado para tener algunos mecanismos de defensa y de restauración al sufrir ataques a su organismo. Cada ser vivo tiene sus propios mecanismos los cuales han sido los más útiles para sus circunstancias. Tenemos a algunos reptiles que pueden hasta regenerar miembros que han perdido. No es de extrañar que nosotros que somos entes sociales y que dependemos tanto de nuestro entorno social hayamos desarrollado algún mecanismo social que active nuestras defensas. En efecto la respuesta placebo podría muy bien ser algún tipo de mecanismo que regula nuestra percepción de dolor y que también activa nuestra defensa inmunológica y regenerativa al ser expuestos a alguna situación de tipo social, como la de tener otros miembros de nuestra comunidad cuidándonos y demostrando comportamientos de ayuda y preocupación por nuestro bienestar.

Al tener en frente de nosotros a una persona de la cual estamos convencidos que puede curarnos entonces varios mecanismos psiconeuroinmunológicos parecen activarse para mediar nuestros procesos naturales de sanación. Pero obviamente estos procesos naturales de sanación siempre estarán limitados por nuestra capacidad innata. Si nos enfrentamos a circunstancias que sobrepasan la capacidad de nuestro cuerpo por sanarse a sí mismo es muy probable que no podamos recuperar nuestra salud. Hay que tener en cuenta que por casi toda su historia la medicina ha dependido de esta respuesta natural de sanación del cuerpo y no precisamente de los ingredientes en las pociones que los antiguos médicos proporcionaban. La medicina moderna con sus bases científicas en los mecanismos de salud-enfermedad tiene relativamente muy poco tiempo. Ahora es posible ir más allá de solo la activación de una respuesta placebo y realmente curar muchas enfermedades y lesiones que antes hubieran sido fatales.

Desgraciadamente el vender un producto que no tenga evidencia sólida de ir más allá de la respuesta placebo es un práctica ubicua. Aquí nos encontramos con cuestiones éticas y legales. ¿Es apropiado el vender un producto con la intención de curar alguna enfermedad, trastorno o lesión aun sabiendo que sus efectos no van más allá del poder de sanación natural de nuestro cuerpo? Muchos diríamos que no. Y si tomamos en cuenta que algunos van más allá al afirmar que tales productos son aun más efectivos que medicamentos muy bien estudiados y con bastante evidencia científica a su favor entonces nos encontramos con actividad que podríamos llamar criminal. Hay mucha gente que ha sufrido verdaderas desgracias en su salud y la de sus seres queridos por confiar en este tipo de personas que alegan tener mejores curas que aquellas nacidas de la ciencia médica moderna. Ciertamente muchas personas han fallecido por confiar en remedios homeopáticos, naturistas, sanaciones energéticas o dietas con suplementos y negarse a sí mismos o incluso a sus hijos una atención médica apropiada. Han habido casos en algunos países en donde han llegado a las cortes con casos de negligencia ya que padres se niegan a buscar atención médica para sus hijos porque confían en que otros métodos alternativos sin evidencia los van a curar de sus enfermedades.

Por último hay que tomar en cuenta que la mayoría de los médicos desconocen la verdadera naturaleza de la respuesta placebo y que la hacen a un lado solo como un estorbo o como un método para tratar a personas que califican de neuróticas. Un médico entrenado en la metodología de la medicina occidental está acostumbrado en confiar más en los fármacos que prescribe y en las intervenciones quirúrgicas que practica que en su propia persona como un vehículo de curación. Aquel médico que esté consciente de que el mismo por su comportamiento y actitud hacia sus pacientes puede afectar de gran manera el curso de la enfermedad podrá ser más efectivo y popular con sus clientes. El demostrar un verdadero interés por la salud de sus pacientes es clave para el éxito de cualquier médico y sus tratamientos. De igual forma el proyectar conocimiento y competencia es de suma importancia, ya que esto transmite confianza al paciente. Aquel paciente que confía en que su médico es competente, que sabe lo que está haciendo y que tiene las mejores intenciones para el recibirá un gran beneficio al potencializar sus recursos innatos de sanación. Pero esto no es algo que se enseña en las escuelas y facultades de medicina. Estas habilidades interpersonales generalmente se adquieren de los formadores, maestros y guías con los que se encuentra uno en la carrera de medicina. Cualquier practicante de medicina que esté interesado en maximizar su capacidad de curación debería preocuparse por mejorar sus habilidades interpersonales, y darse cuenta que es en gran parte él o ella misma, su propia persona la que determinará el éxito de su tratamiento. Hay muchos programas de orientación disponibles en las mejores instituciones médicas para apoyar a los practicantes a mejorar su actitud ante sus pacientes y han tenido resultados muy positivos.

5 comentarios en “La respuesta placebo: la mamada que resulta no serlo y su utilidad para el médico

  1. Excelente! Podría decirse algo como que una buena práctica médica (de atención primaria por sobre todo) sería utilizar el «placebo» como parte de su repertorio, sus armas de ataque. Médicos generalistas (de especialidad) quizá se aproximen más a esta concepción.

  2. Hola. me gusto mucho tu artículo, lamentablemente en México cada vez hay más empresas que producen medicamentos y se hacen llamar «laboratorios» cuando no lo son, el caso especial de Genoma, te venden comerciales en los que simulan laboratorios de investigación, sin embargo, TODOS sus articulos, solo son refil de otros medicamentos de patente, es decir, de verdaderos laboratorios que si hacen investigación.
    Lo triste es que Salubridad y COFEPRIS permitan que se llamen laboratorios, como el Dr. Simi que también vende medicamentos de patentes perdidas. Estas instituciones gubernamentales, con Laboratorios de verdad, son más que estricticas y restrictivas, la realidad es que en este medio la política y corrupción también son una porquería.
    Como Cultura, la producción de medicamentos, como bien dice el Dr. Simi (El Sr. Torres, ex-integrante del PRI) puede que no sea a costos elevados, lo que los Laboratorios serios recuperan con los costos, son los años de investigación, esa es la real inversión, y esa investigación, es la que todos esos laboratorios «patito» NO hacen, porque no tienen ni el conocimiento ni la tecnología.
    Los invito a visitar las páginas de laboratorios serios como MSD, Novartis, Pfizer, etc. para que realmente conozcan el trabajo de muchísima gente detras de un medicamento.

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